Gonzalo Celorio

Hernán Lara Zavala falleció en marzo de 2025, tras una serie de dolencias que lo asediaron. Sólo su muerte puso fin a una amistad larga, fértil y entrañable con Gonzalo Celorio, colega y vecino, que en estas páginas presenta no tanto unas merecidas líneas necrológicas como su íntima celebración por los muchos años que compartieron. En los siete apartados de esta memoria perlada de anécdotas y emociones, el lector encontrará las andanzas comunes de dos escritores y académicos que, lo mismo en sus recurrentes encuentros dominicales que en sobremesas y brindis, en México y en el extranjero, conversaron sin cansarse de sus filias literarias, emprendieron todo tipo de aventuras universitarias y editoriales, viajaron y comieron con deleite y provecho. Quizá por las dotes lectoras de Celorio, sobresale el repaso puntual y afectuoso de la obra de Lara Zavala, el cual servirá a más de uno para acercarse a la narrativa y la ensayística del autor nacido en la Ciudad de México en 1946. Con la dosis justa de nostalgia y complicidad, y acaso con alguna confidencia, Gonzalo ofrece aquí un canto vital en recuerdo de su amigo Hernán.
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ISBN 978-970-96665-9-5 (Grano de Sal)
120 pp., 11 × 17 cm, $140
Dijo Cicerón que no puede haber verdadera y auténtica amistad sino con gente
de bien; y Escipión, que no hay nada más difícil que conservar la amistad hasta
el último día de la vida. Este libro es una prueba de ello: Gonzalo Celorio
consigue que veamos a su amigo en todas sus facetas, con una sinceridad que
estremece y con la nostalgia y la alegría de haberlo gozado.
Silvia Molina
“Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma”: nos lo confirma el
recorrido que hace Gonzalo Celorio de la larga amistad entre dos escritores
que compartieron procesos de escritura, tertulias literarias y afanes
académicos, hazañas editoriales, viajes, la mesa y sobremesa, y muchos
domingos. Una mirada necesaria, sincera y fraterna, que ilumina la figura de
Hernán Lara Zavala y el arte de la amistad.
Mónica Lavín