Internet, plataformas y algoritmos
Cada gesto tuyo en internet —cualquier pesquisa en un navegador, un inocente like, algún comentario a lo que alguien más publicó, ese video o meme que compartes con familiares y amigos— produce datos: átomos de información que les permiten a las plataformas, sean buscadores o redes sociales, conocer aficiones, estados de ánimo, preferencias políticas, vicios, conductas que no querrías compartir con nadie… Esa densa maraña digital es el telón de fondo de la lucha por la atención de los usuarios, cada vez más escasa en una red de redes saturada de expresiones: textos, imágenes, audios y videos. Saúl López Noriega presenta aquí los riesgos que esta gran transformación está produciendo en el mundo entero, en especial respecto de uno de los cimientos de nuestra sociedad: la libertad de expresión. Desde la perspectiva jurídica, pero con el ánimo de entender un fenómeno tecnológico, social y humano, el autor aborda asuntos como el predominio de la publicidad personalizada, el protagonismo de la inteligencia artificial o la proliferación de la violencia en línea, pero no se contenta con hacer un diagnóstico necesario —y doloroso— sino que apuesta por formas de replantear la naturaleza de las plataformas y sus misteriosos algoritmos, con una sutil y a la vez certera intervención del Estado y de los usuarios comunes y corrientes, para construir entre todos un nuevo ciberespacio. Este libro es un llamado a reformar internet y a reinventar la libertad de expresión frente al poder arrollador de las plataformas y los algoritmos.
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Diseño de portada: León Muñoz Santini
ISBN 978-607-501-768-6 (ITESM)
ISBN 978-607-59437-9-4 (Grano de Sal)
320 pp., 13.5 × 21 cm, $290
Más allá del populismo, el militarismo y las derivas dictatoriales, en internet y en la inteligencia artificial también hay desafíos para la democracia. En México apenas hemos tomado nota de ellos. Con una pluma solvente y una sólida mirada, Saúl López Noriega ofrece aquí preguntas clave y primeras respuestas para una reflexión que nos urge.
Héctor Aguilar Camín